Un viaje en los 20 años de Okey Dokey

Luego de su paso por Córdoba, “el chico bomba” desembarcó en Rosario con todo el frenesí y la agitación que siempre lo caracterizó. Pasó un tiempo desde la última vez que Il Carlo (como suele autodefinirse) pisó tierras rosarinas, y se notó en la gente que estuvo presente desde temprano en el Centro Cultural Güemes.

A pesar del frío que azotó a la ciudad, una vez que la banda tiró los primeros acordes y la gente ya había ingresado, el condicionamiento climático fue cosa de poca importancia. Pasaron ya 20 años de la salida de su disco “Okey Dokey” y una de las excusas para su regreso fue esa, sumado a su ausencia por culpa de la pandemia, era el momento justo, donde se combinaba el festejo de su primer y gran registro y el poder reencontrarse con el público rosarino.


Nekro, como se lo conocía en las épocas de Fun People antes de renacer como Boom boom kid, subió al escenario junto a sus músicos pasadas las 21:30 hs y se dispuso a tocar tema tras tema sin parar como suele pasar cada vez que uno asiste a sus recitales. Todo es euforia, adrenalina y por momentos se viaja al pasado adolescente donde abundaban las primeras melodías. Si bien el recital se basaba en un nuevo aniversario de su primera grabación; no se privaron de tocar varias canciones de otros discos tales como: “Déjame ser parte de esa locura”, “Planetas”, “Perfume de vos”, entre otras. 

También hubo un momento para temas clásicos de su anterior banda, tales como “Masticar”, “Leave me alone” y “Born free”, donde en su momento ya se podía ver la transformación de lo que sería esta nueva etapa, un poco más melódica y con la voz más limpia.

 Entrando en el final, volvieron a recurrir a la fórmula que nunca falla, la de inyectar a los más viejos esa cuota de nostalgia y emoción que logra cada vez que toca algún tema de su primer álbum con Fun People: “Anesthesia”. Sonaron los primeros acordes de “Hunt” y la mayoría rememoró épocas doradas del hardcore nacional donde la banda tenía la atención de toda la escena con la salida de su memorable disco. Le siguieron: “Bad influence”, “Mantiene tu espíritu con humor” y el ya clásico “Distinto”.


Con un Centro Cultural Güemes repleto, se ponía de alguna manera fin a esa seguidilla, por suerte corta, de recitales con distanciamiento y sentados cada uno en su silla. Se volvían a ver secuencias de agite y felicidad, secuencias que por poco más de 2 años parecían no volver jamás.

 Cerrando la noche tuvo su aparición una de las escenas típicas ya en los recitales del Kid, la de montarse a su tabla de surf y barrenar sobre su público enardecido; surfear sobre el sostén de brazos que lo empujaron desde el escenario hasta la otra punta del Centro Cultural para bajar sobre la barra y dar por concluido el recital mientras sonaba de fondo “Si se calla el cantor” de Mercedes Sosa.

Todo fue adrenalina, emoción y nostalgia; aunque siempre queden las ganas de querer un poquito más, al margen de la entrega total y la gran cantidad de canciones tocadas.

Crónica: Ramiro 

Foto cortesía: Giuliana Antonelli

 

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