FestiMUG 2: La consagración del Movimiento Unión Groove

El Movimiento Unión Groove presentó su segundo FestiMUG, el viernes 17 y sábado 18 de junio en el Galpón de la Música.

Llegó el deseado fin de semana del FestiMUG. El fin de semana XXL, el de los dos feriados, el de Güemes y Belgrano. Y como estaba marcado para conmemorar gestas heroicas, daba todas las condiciones para el gran festival del groove rosarino, para la patriada hermosa de unir fuerzas para elevar el volumen y que todo el mundo se entere lo que acá está pasando.

Tres años pasaron de aquella primera edición, la gran presentación del Movimiento Unión Groove, antes de que un virus parara el mundo. Durante todo este tiempo, el MUG no paró de encontrarse, de gestionar una asociación civil, de fortalecer el lazo. Sostuvieron el colectivo  durante la etapa más cruda de la pandemia, organizaron dos movidas excepcionales en el Anfiteatro y aportaron la fuerza para que les artistas sigan haciendo música. Con el horizonte de volver a hacer otro verdadero FestiMUG.

Si la utopía sirve para caminar, este colectivo caminó hasta que la alcanzó. Constancia en la construcción, hasta en las más complejas condiciones. Y llegó ese fin de semana.

Si el primero de los festivales fue la presentación, el segundo sería la consagración del Movimiento Unión Groove.

Estuvimos, y acá lo relatamos.

 

 

DÍA 1: ESA NAVE QUE CAYÓ DEL CIELO

por Dora Do

Vas a ir al río y te vas a perder mirando el reflejo de la luna en el agua. No vas a siquiera esbozar un pensamiento que una nave espacial va a caer desde lo más alto. La nave va a tener forma de flor, un poco fucsia y plateada como la petaca que vas a tener en el bolsillo.  Algo parecido hay entre las dos, pero lo que las diferencia es el contenido, de la nave no va a salir agua, sino cables y pies de micrófonos y guitarras y pantallas y botellas y treinta personas que van a cargar todo lo que está en ella para llevarlo al galpón que costea el río.

No vas a entender absolutamente nada pero vas a sonreír, de todos modos.

Se va a iluminar el galpón y dejar de ser recinto de empleados municipales para ser el templo del estilo y la elegancia. Cuánta soberbia es la que tiene ahora, vas a pensar. El río va a pasar a un segundo plano.

El groove es una sensación, una palpitación latente, que unida a cables y personas, hacen de la sensación, espontánea y fugaz, algo más duradero y tierno. La ternura es a largo plazo, ¿no te parece?

Va a llegar el Diablo y va a hacer manjares picantes y dulces como el groove, junto a él, un astro de rulos pacientes con bandejas llenas de ritmos.

Dos escenarios y personas, muchas personas. Vas a tener que recargar la petaca.

La gente va a estar contenta. ¿Cuándo se vio a un objeto volador aterrizar en el Paraná y armar un festival? La gente se va a vestir de gala para la fiesta.

Del escenario va a emerger una ninfa interplanetaria, digámosle Joako 022. Cerca de las gradas vas a mirar a una señora y vas a pensar que bien podría ser la madre de la ninfa Joako. Otra ninfa va a aparecer, la ninfa Catriel, y Catriel va a sonreír, va a estar feliz, como el chico que va a estar al lado tuyo. De repente te va a venir este pensamiento: las personas cuando hacen lo que les hace bien, son lindas.

Joako y Catriel van a volver a la nave y la van a estacionar en las profundidades del río, más que nave se va a transformar en un submarino, y el espíritu de Miguel Abuelo va a cobrar vida en un espécimen andrógino y recalcitrante con su deseo. Le vamos a decir Bifes con Ensalada, y va a ser lo sutilmente bello como para preguntarnos por qué tratamos mal cuando podemos tratar bien.

Y entre tanto subir y bajar, tanta ola de gente oscilando entre escenarios, un ser que viene desde la prehistoria del groove local, con su afro y sus máquinas se encarga de amenizar con sonidos los baches, que ya no existen. Es Dani Pérez estando donde tiene que estar.

Vas a ver a una chica rubia con labios negros y gafas. Te va a señalar una carpa en la cual se puede fumar y no pasar frío. Te vas a dejar vencer por el humo que se desprende de su boca. Se van a reír. Te va a invitar a mirar Artículo 19.

Un vaso lleno y el sarcasmo de bailar sin coreografía, Budajipis va a sonar, las luces retorcidas, las pantallas olvidando los algoritmos, el cigarrillo de la rubia temblando y la nave espacial en su acuático refugio. La vida retorciéndose de placer. La voz, el estallido. La petaca en tu bolsillo te va a decir que sí, que hiciste bien en ir a ver el río. Queda mucha noche y en ese galpón vas a sentir todo el tiempo que estas a punto de acabar. ¿Viste las tres explosiones que anteceden al orgasmo? Vas a vivir en ellas. Porque el orgasmo es eterno, como la ternura y el groove.

Tu petaca se va a vaciar y te vas a encontrar con un amigo y ese amigo te va a decir que dejes en paz a esa petaca vacía, que tomes de su vaso. Vas a mover la cabeza y una piba desconocida te va a gritar “esta banda es como patear arcilla con los pies descalzos”, no le vas a entender y va a volver a gritar, “estoy pateando algo de una textura extraña y es hermoso”. La chica desconocida es una poeta. Y el viaje que te hace sentir enterrando las patas en la isla es Latelonius, con sus subidas y bajadas de funky jazz o jazzy funk, vientos que te la dan de frente y te multiplican la locura por veinte, riffs estridentes, cortes abruptos pero sutiles y clase. Mucha clase.

En la nave se van a quedar concentrando unos niños prodigio, Cortito y Funky, para hacer del oxígeno algo lisérgico, para que a nadie le vuelva a doler nada, nunca más.

Del mismísimo infierno va a irrumpir Brian, una figura extraña, si Joako era una ninfa, éste va a ser el león que en silencio cuida a la selva, minimalista, emblemático, a tiempo. ¿En la nave hay más especímenes? Vas a saltar y gritar, se va a caer la petaca y no te va a importar. Brian no perdona, Brian es un profesional. Es Caliope Family.

En el subsuelo, cerquita de la nave, una negra divina, Triga Nigga, una tigresa con rulos y reina en su oficina de botones y parlantes, va a hacer bailar a la gente. Tu cabeza va a estar más confundida que antes porque tus estímulos no van a tener descanso. Junto a la negra divina, va a estar un flaco alto, Dale, que no va a dejar a tus pupilas tranquilas, va a hipnotizar a tu boca para que solo pueda decir “dale, dale, dale”.

Y va a ser la primera noche, la primera de dos. Te va a restar una más. Tu cuerpo va a hacer a las explosiones eternas. Y todo, absolutamente todo, gracias a esa nave que cayó del cielo.

 

 

DÍA 2: SIENTO COMO QUE SE ABRIÓ DE NUEVO ALGO

por Blackremozo

De entre las cenizas surge la resurrección, corte flow del ave fénix, en el día dos. ¿What happened anoche? Pava de agua caliente, alimento, acomodada de cabellera, chequeo de la galería del celular, a ver si quedo alguna pic piola que rescatar. Botellas vacías de marcas extrañas, mate amargo, segundo outfit del finde largo, puchos, chicles, perfume, glitter y porro. Desde nuestros barrios saltamos el trampolin para arrojarnos al río Paraná, y en sus aguas bañar el cansancio de ayer y prepararnos para dejar todo sobre el paño con un furioso all in.  

Flotando de distintos puntos del Litoral nos amarramos a las escoltas de un muy bien adornado Galpón de la Música. Chorreando todo su explendor y comodidad, el colectivo MUG y asociados, supo como explotar cada rincon del hermoso galpón de color y calor, ubicado al lado del correntoso rio marron. 

Ya con la resaca como algo pasado, el día dos del festival ha comenzado. El público se da una vuelta por la feria gastronómica y la de artesanos. Clavando un sanguchito y un brebaje, en su recorrido observando el amplio abanico de cosas que podrías comprar y llevarte a tu casa. Casi todo. 

Para abrir la noche delicada e incisiva como el corte de un bisturí, Guardiana de la Bahía sobre lo alto de la colina observa y mezcla los primeros sonidos. La fogata toma vida con  su warm up, suenan desde Daft Punk hasta la Pantera Rosa, nos da a reflexionar que el groove está en muchos lados. A lo largo de la noche sus BPMs irán subiendo progresivamente. Su trabajo funcionaria como una luz de un faro en la noche, mostrando a les naufragades por donde es el camino hasta la costa. 

El agua dulce de esta correntada lleva los acordes mucho, muucho más lejos de lo que pensamos. 

POST-FOLKLORE

La cuota punky soft de Suave Lomito. Ecléctica y no hegemónica banda de música, que pareciera se pudieran codear casi con cualquier ritmo. Nueva fuente musa del movimiento groove de la ciudad. Con su público que baila, corea completas las canciones de su primer disco y poguea cuando hay que hacerlo. Como cuando soltaron “Ya no sos igual” de Dos Minutos. Mostrando así algunas de sus referencias, el Mosca y todo su clan. Todo el mundo a saltar una canción de audiografía nacional. 

Nueva formación para Suave, deja la parte percusiva Lauti, para comenzar su carrera como solista y toma las riendas de la batería el Tano Rosignoli (!!). También para este show en particular contaron con la incorporación de la guitarra eléctrica que hasta el momento, si mal no recuerdo, no habían tenido.  Se rompe el esquema de power trío, para agrandar el familiar de Lomito. 

Tenemos una nueva generación sobre el tablado mayor, que reconoció su camino en escenarios más pequeños de la ciudad, como aquella trascendental jam session de los jueves por la noche en el Club 1518. 

Quizás el mejor cross del festival sea el de Suave Lomito, con Books y la NN. Un pase histórico como el Maradona a Caniggia, se escuchó desde la pista. 

No hay tiempo para el puchito armado y todo eso. 

Se prenden las luces del escenario B y se apagan las de A. Todes giramos el cuello y caminamos hasta los hipnóticos cuerpos vestidos de negro. Generaciones e historias cruzadas my ciela. Otsea, ¿Podrán?

Te diría que con un stylo darky nocturno casi technoso, Books y la NN presentan esta nueva formación a las filas del MUG y a sus seguidores. Recuperando y puliendo algunas viejas perlas empolvadas de Anet. Quien levanto el teléfono desde Casa Huayra y llamó al Colo Mariño en bajo y a Nico Mazzurco en baterías, para formar un equipo de buzos que se tire de espaldas con tanques de oxígeno en aguas profundas, para sumergirse entre los flashes y mares leds, en búsqueda de nuevas canciones para sacar a superficie. 

Difícil no recordar powers tríos como: “Ani Books & The Freaking Nipples”, o aquel posterior proyecto espacial de les “Ex empleades de la NASA”. Una nueva faceta, una nueva formación con fuerza y elasticidad, para tomar la posta de esas carreras y encarar otro tramo de la historia que van a contar las páginas de esta bitácora de viaje. 

Una clase de fitness, casi lo más comparable que puedo encontrar para su performance esta noche. Si la NN, sonará en los nuevos gimnasios de spinning y localizada, no desentonaría en lo más mínimo. Bailes y saltos por todos lados, gimnasia artística, una manera de sacarse los diablos del cotidiano. Caras de buen asombro de todo el galpón para este nuevo proyecto, que ya encontró un espacio donde desarrollarse, en lugares donde suenan altoparlantes. 

Soplan nuevos vientos desde el Neo Soul y Rosario los necesita para respirar. 

Con esas vitales ráfagas de viento de África Central que cruzan los anchos mares del Planeta Tierra, recolectando su nombre, sonidos y cuestiones ancestrales se presenta Kunyaza

Quienes caen derramados como gotas de esencia de vainilla en alguna olla de cobre de la ciudad. Los primeros aromas del dulce postre de un megafestival, cautivan las percepciones de un público con ánimos de ir a más. La empatía, el movimiento, las charlas, miradas, risas, comienzan a cruzarse. 

Con ese espíritu de sanación de siempre y con algunas caras nuevas, Kunyaza desparrama como una mermelada su repertorio por todo el Galpón de la música. La incorporación de Male Greco y Bifes con Ensalada en coros y la vuelta de la flauta traversa en los pulmones de la Colo Andino, subieron los grados del termómetro ambiental.  

Temas nuevos en la cartelera de este show, caen sobre la pista del dance, para que la gente lo absorba y traduzca en movimiento. Sentimos una nueva búsqueda, como la vida misma, esa pregunta que todo lo impulsa. Pero algunos signos nos dejaron y con eso podemos anticipar que viene en clave nu disco. ¿Será para derretir un poco las cremas heladas y llegar entonces a la cereza del pastel?   

Momento de acústica suavidad y potencia a la vez fue lo que ofrecieron Sofía Casadey y Julián Andino, entre una guitarra criolla que se entrelazaba a la fuerte voz de mujer, que se metió en los sinuosos caminos del flamenco para dejar más de una mándibula baja caída, homenajeando a una de las joyas consagradas hispanohablantes de este año, la Rosalía, y traernos aire en un momento clave en que nos hacía falta.

Se reducen las luces, se abren las puertas de la pista under, el subsuelo cobra beat. 

Nueva apuesta por parte de les organizadores de la grilla del festival por un género que está, de alguna manera, influenciado a todes les contemporáneos en la ciudad. Podemos decir que se creó un nuevo vínculo entre la electrónica más pura y el MUG. Si bien el colectivo en anteriores oportunidades había coqueteado con disc jockeys, la relación no se había formalizado, hasta hoy.  

Necesidad desbloqueada y resuelta, para las caderas ninjas ansiosas de punchi cachi. A Michela no le tiembla nada para comenzar a mezclar los primeros tracks de la pista, y darnos la sensación de habitar algún bunker techno de la nueva Berlín. Experiencias sensoriales cruzadas conviven en un mismo rito.   

Piso bajo, columnas, humo flotando, pantallas leds y graves altos. Entramos de la mano de Michela a la nocturnidad del segundo día. 

Luces calientes atraviesan mi mente y te veo a vos, Chokenbici.  

Como una especie de bazar para adultos, jugando entre todos esos aparatos tecnológicos sobre su triciclo de tres ruedas. Algo tan práctico, infantil y eficaz, que no se entiende, pero sí. Como esas canciones bolicheras infernales que ponen a las columnas más rígidas de cualquier estructura a bailar. 

Team psicodélico de alta concentración y bajo presupuesto, recomendado en el prospecto absorberlo de a cuartitos, porque un Choke fuerte te puede dejar knock out. Importante las lucecitas de tu bici para no perderte en esa nebulosa de humo y místicos acordes que ponen densa la pista de baile, entre luces que giran como sirenas de alguien que te viene a rescartar y decirte al oido: “venias pisteando como un campeon”. 

Todo es diversión con Chokenbici, una grupalidad conformada desde la improvisación y el juego en jam sessions de la ciudad y que hoy día se postula como una de las agrupaciones que tienen que estar sobre el escenario, si de groove hablamos. Les Harlem Globetrotters del circuito, revoleando magias, batiendo frutas, para que puedas tomarte el mejor licuado de tutti fruti de la ciudad y vuelvas en bicicleta dulce de almíbares a tu departamento.

Arenas movedizas en la pista under, sobre las dunas nos mira Juan Fak

Es una alegría verlo a Fak integrar parte de la grilla del Festimug 2. Con sus recorridos orientales, y su manera de encarar el trayecto final de la pista under, puso a los bajos del galpón a bailar a su ritmo. Quizás una de las bandejas más calientes, la del sábado a la media noche, cuando la gente tiene sed de gloria y la baranda de hierro que los separa del sonido, empieza a temblar. 

Una nueva búsqueda en los sets de Juancito. Parece que desde hace un tiempo ha decidido subir la intensidad de sus tracks y tirar bombas en formato wav. En alguna charla en una esquina de la ciudad, nos decía: “la gente quiere bailar”. Y parece que un tiempo en la cueva, fue suficiente investigación para traernos, desde las tierras de arena, un catálogo llamativo para este mundo occidental. 

Las artes tienen a fin de cuentas un solo germen de deseo de creación, y en el fondo de la cuestión no hay tanta diferencia de lenguajes, si buscamos en lo primitivo del deseo de expresar, es por eso que es un placer haber gozado la presentación de Circo Lumiere en este FestiMUG, con artistas de alto vuelo en una ciudad que se caracteriza por saber recibir las artes circenses.

Juguetes de luces en el aire, y acrobacias encandilaron amorosamente los tantos pares de ojos presentes, en el goce de la contemplación. Las artes escénicas tuvieron su lugar en esta celebración del arte local.

Detener en el tiempo, en el preciso instante, en que sos feliz.

Hay algo que nos une y es el funk. No solo como género musical, sino como movimiento, como actitud para encarar las cuestiones que presenta la vida, la sangre caliente, el baile en pista como expresión del movimiento, donde les cuerpes tienen mucho que contar. Callémonos un poco y gocemos con la Groovin Bohemia.

Aves distribuidas por todo el valle en búsqueda de hidratación, hasta qué suenan los primeros acordes de la banda encargada de cerrar este mega festival. ¿Y quién más podría ser? 

Show me what you got.  Muéstrame lo que tienes, nos gritan a la cara. ¿Y vos que harias?

Nosotres mostramos todo lo que teníamos. Dance acroos the floor, all night long. 

Somos ese reducto que creció con los acordes de Budajipis o las primeras canciones de Cool Confusion. Somos una tribu en hermandad, una lágrima que cae pensando en quienes están lejos de acá, un abrazo enardecido con la existencia, una orquesta expresando su propia música, un cardumen sin miedo a las profundidades que nos dejaron. 

Despedazarse en mil partes, para reconstruirte con el pegamento de la Groovin Bohemian. Lo veo a Nico Chiocca (cantante) con su amigo Juli, abrazarse y esperar el impacto de todo el galpón. Se está construyendo un milagro, peldaño a peldaño. Ya no es más una utopía.

Y no vamos a parar hasta lograrlo. 

 

 

LA CELEBRACIÓN ES UN ACTO COLECTIVO

por Gonzulu

En el encuentro se aloja la multiplicidad de posibilidades, la renovación de lo que podemos crear en soledad. Buscar la diversidad en lo que nos iguala es una revolucionaria forma de buscar el cambio. No hay chance de que algo sea inerte si se mueve para encontrarse con algo más. La concepción de la vida misma es fruto del encuentro.

En 2018 algunes artistas de Rosario se encontraron y tomaron la decisión de agruparse. Se dieron cuenta que había muchísimas cosas en común, y que colectivizando su andar podían llegar mucho más lejos. Se coincidía en la música, en una similitud de géneros, pero creo yo que esa coincidencia musical va un poco más allá, y tiene que ver con lo que genera su música. Y también se coincidía en la forma de gestionar el trabajo artístico, y por lo tanto, en varias problemáticas que compartían. Entonces decidieron accionar juntes, buscar soluciones igualitarias y dar respuestas homogéneas a los problemas que a todes se les presentaban.

De eso pasaron casi cuatro años, y todo fue crecimiento. El Movimiento Unión Groove se asentó como uno de los colectivos de artistas más importantes de la región, y creo yo, del país entero. Un ejemplo de colectivización del arte de los más claros que te puedas imaginar, con resultados a gran escala. Se supo tomar la bandera de todo un movimiento contracultural que crecía en el underground y enarbolarla bien alto para que toda la ciudad la vea.

Se formalizó el grupo, tomando la forma de una asociación civil, en pos de cumplir los objetivos cada vez más grandes que se presentaban en el horizonte. Se formó una identidad a partir de lo común que había en los integrantes del movimiento, y se utilizó lo diverso de cada une para agrandar el círculo y que así quepa mucha más gente.

Así se llegó al segundo FestiMUG, con un movimiento totalmente asentado en bases muy sólidas. Lo que sucedió esas noches, fue un reflejo natural de los valores y placeres con los que se erigió el movimiento.

Si lo que sucedió fue de altísimo nivel y tuvo una organización, también es gracias al trabajo que llevó adelante Agua de Río Producciones, acompañando al MUG hace ya un buen tiempo.

El MUG tomó la decisión de abrir el panorama e invitar al festival a artistas que no forman parte del colectivo estrictamente, pero que sí orbitan como satélites dentro del universo del groove local, tanto en lo artístico como en lo humano. Así se sumaron a la grilla artistas como Sofía Casadey o Bifes con Ensalada; así también apareció la pista underground en la que aportaron sus mezclas les DJs Dale, Triga Nigga, Juan Fak y Michela, sumades a Guardiana de la Bahía y Dani Pérez (un precursor de los sonidos grooveros en la ciudad), quienes amenizaron la noche en los escenarios principales; y así también hubo espacio en ese listado para artistas de lo escénico, como lo fue el Circo Lumiere y la obra de teatro Artículo 19. La decisión de abrir el panorama, extender el círculo e incluir a artistas de escenas aledañas es algo sumamente destacable.

Esta decisión de apertura se vio clara también en les invitades que cada banda del MUG decidió subir al escenario. Por ejemplo, Kunyaza sumó a Malena Greco como corista, y además invitó a Bifes y a la Colo Andino; Chokenbici subió a sus tablas a Shanti, a Luca Topino con su saxo y a Mercedes Luisetti con su cuota de danza; y podemos seguir un largo rato nombrando feats como el de Ani Bookx en el show de la Groovin, el de la Negra Sonido en el de Budajipis, o el de Nasir Catriel en el de Joako.

Lo que quiero expresar con esto es que el MUG es colectivización pura, y eso se vio clarísimo toda la noche, arriba del escenario, abajo en los camarines, y en toda tarea que había que llevar adelante. El afecto que se respiraba es inabarcable en estas palabras, pero me atrevo a intentar abarcarlo, porque siento la necesidad de expresarlo. Había un aire de calma y goce en todes, y eso habla del reparto de tareas cuando son tantas personas las que se encargan. Levantar un edificio en soledad con tus propias manos sería sumamente doloroso, pero hacerlo acompañado de personas por las que sentís un afecto inmenso, puede ser verdaderamente placentero.

La comunión de esta grupalidad no sólo está formada por músiques. Esta familia también está integrada por trabajadores y trabajadoras de la técnica escénica, por quienes se ocupan de la comunicación, por les encargades del registro audiovisual y por tantas ramas más que forman un noble y poderoso árbol. Y todo eso da como resultado una experiencia alucinante, compartida por cada persona que se acercó el fin de semana al Galpón de la Música.

El groove marca a fuego la escena musical de Rosario, enciende sus luces con tanta intensidad que se empieza a ver desde otros puntos del país, y se empieza a saber qué es lo que está sucediendo en Rosario. Hace años que venimos diciendo que acá está pasando algo grande, y de tanto insistir, nos empiezan a escuchar.

No quiero abusar de la sensibilidad que caracteriza mis palabras, ni entrar en clichés cansadores, pero si hay algo de lo que estoy seguro, es que esta red está tejida con muchísimo amor, y que el amor es un concepto mucho más grande del que nos enseñaron las películas. Hay afecto en cada lazo entre las personas que componen el todo, y no hay temor en expresarlo, ni malas intenciones o intereses desmedidos a la hora de compartir. Esto lo vi en cada presentación que se dio en los escenarios, y en cada instante en que estuve en el recinto, pero lo vengo viendo hace años, de hecho antes de que exista el MUG como tal, cuando nos encontrábamos en jams, cuando estas bandas iban apareciendo, cuando nos unía un Psicotropía, algún parque o alguna terraza. Un inmenso abrazo que se estira en el tiempo y que no tiene esa sensación de silencio incómodo. Si hay algo que define a este colectivo es ese afecto, y es lo que hace que los resultados sean tan reconfortantes, que sea tan sólido el movimiento, y que den tantas ganas de acercarse.

Los proyectos particulares crecen gracias al poder de lo colectivo. Esta unión da mucha más fuerza a cada une de les integrantes, y como plantea la Gestalt, se forma un todo que tiene un plus extra del que podrían tener sus integrantes por separado. El todo es más que la suma de las partes, y lo comprobamos este fin de semana.

Reitero: si el primer festival fue la presentación del MUG, este segundo fue la consagración. Seguimos arriba de la nube en la que nos dejó, pero cuando bajemos vamos a poder ver la grandeza de lo construido, y estas personas sabrán ver los futuros objetivos que se presenten en el horizonte. Se vislumbra más grandeza y más disfrute.

Desde Planeta Cabezón estamos sumamente agradecides por ser incluídes en esta gran familia que construyó el MUG. Desde el primer momento en el que anunciaron la unión, desde aquellas primeras entrevistas que hicimos para hablar de esto, hasta el día de hoy, en el que nos encontramos juntes celebrando.

Y como todo esto que nombro, la celebración es un acto colectivo, y es una de las cosas que define al MUG. La celebración como un acto necesario para el buen vivir. El trabajo arduo en pos de llegar a ese momento, tal vez efímero, pero eterno en la memoria, en que aparece una torta con una velita y todes saltan cantando en conjunto.

Antes pedía que todes sepan que esto está sucediendo. Creo que ya se enteraron.

Este es el Movimiento Unión Groove, que no para de crecer. Y tiene las puertas abiertas.

Inmensa y eterna gratitud.

 

 

Fotos: Nina Nicole (día 1) y Yamil Veces (día 2)

Texto: Dora Do (día 1), Blackremoso (día 2) y Gonzulu (intro y conclusión).

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