Un mapa para atravesar el tiempo

Mi amigo Invencible se presentó en el Galpón de la música junto a Lichi y Amelia.

La banda mendocina llevó su energía a orillas del río Paraná invitándonos a sumergirnos en un viaje de juego temporal. La velada tuvo a sus invitados especiales, Lichi y Amelia, del ámbito local.

Por mi parte armo una playlist en Spotify con los temas que sonaron el viernes pasado para acompañar mi memoria y escribir de la forma más cercana posible. Me doy cuenta de que el tiempo, más allá de su cronológica forma, se hizo presente en carne y hueso durante todo el show. Fue un hilo conductor de nuestro viaje invencible. 

Amelia estuvo encargada de comenzar esta cita temporal con su armonioso repertorio, mientras jóvenes de todas las edades iban ingresando con algo de tomar y beber al Galpón. Por su parte, Lichi se presentó por primera vez con su nueva banda y mostraron todo su potencial en la previa de MAI.

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Las luces del escenario se apagaron y la esencia oscura de la noche se hizo presente fuente a nuestros ojos. Anticipándonos a lo que vendrá, empezamos a escuchar un vals. Cada cuerpo aprovecha su libertad y cada quién sigue el compás de la canción a su manera y tiempo.

El ritmo cardíaco de las estrofas comienzan a acelerarse y en el medio de un pequeño silencio suena “Fósil”, del disco Dutsiland (2019). “Dame tiempo para comenzar, las cosas no paran de cambiar”.  Este viaje temporal sólo es posible con la presencia de MI Amigo frente al escenario.

Ir a un show de esta mágica banda es otro rollo y va más allá de ir a ver (o escuchar) sus canciones. Los sonidos de los instrumentos, las luces y los movimientos de cada integrante de la banda se mezclan para brindarnos una experiencia para todos nuestros sentidos. 

Mientras pienso esto, suena: “Un par de árboles”, la primera canción del último disco “La isla de oro”: "Coma, beba y regocíjese, será su última oportunidad…”.

Para quienes le buscamos el sentido a las cosas, este disco tiene algo especial: la octava producción de la banda está compuesta por 8 temas y fue grabado en 8 días, casi como rompiendo las reglas del tiempo y el espacio.

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El número 8 representa el infinito ∞,  el ciclo continuo entre el principio y el fin, el nacimiento y la muerte. Todo aquello que no tiene límites. Sus dos círculos se funden entre el ser absoluto y el tiempo que no acaba.
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Llega el turno de "Batalla gigante" y de a poco la banda comienza a llevarnos (contradictoriamente) hacia un lugar desconocido pero común para todes nosotres.

En lo común habitan sus temas más clásicos que se condensan con la improvisación en cada estrofa haciendo de esta noche, el trance perfecto para que lo desconocido sea el conductor de nuestro destino. 

El humo se esparce por todo el Galpón,  las mentes de los presentes se trasladan en el tiempo y dejan que sus cuerpos libres bailen en el espacio. "Quiero llegar lejos, un mapa para atravesar el tiempo". Suena “Mapa”, una oda al fluir lento e inmenso, un trance de viernes necesario y perfecto. 


En esta noche temporal, paradójicamente, hay tiempo para todo. Mariano di Césare se dio el lujo de bajar de un salto al escenario y bailar con los presentes. Además interpretaron un bellísimo homenaje de “Mandolín”, canción compuesta por “El Príncipe” Gustavo Pena.

Para los devotos de buenas energías, en un momento de la noche aparece una llave perdida, acompañada de un péndulo de cuarzo. -¿Cantamos una más, SR péndulo?, ¿Lichi estás por ahí? y juntos interpretaron “Noches de Ciencia Ficción”, del disco, La danza de los principiantes (2015).

La banda compuesta por Nicolás Voloschin, Lucila Pivetta,  Pablo di Nardo, Leonardo Gudiño, Arturo Martín y Mariano di Césare, nos prometieron que volverán a Rosario, pero no tan pronto:

Anunciaron que al terminar la gira por Perú y Colombia, nos traerán un nuevo disco para seguir deleitándonos con nuevas melodías para nuestros sentidos. 


Texto: Facundo Vilas
Fotos: Sofía Coloccini

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