¿Quién dirá mi nombre por última vez?

La obra “Todavía no (lo importante de acordarse)” con Laura Copello se presentó el miércoles 27 en la Plataforma Lavardén, en el marco del primer día del Festival, con la intención de indagar sobre la reconstrucción de la vida a través de los recuerdos.

El teatro abrió sus puertas dejando a la vista un escenario con cajas apiladas, una mudanza que no se completa. Una mujer se detuvo pacientemente a esperar a que todes les espectadores tomaran asiento, dejando una sala medianamente llena. El primer momento es común, se comparte la pantalla, cambia, dice, crea películas  e imágenes y una mujer las contempla a  carcajadas. La risa del público la acompaña, la alegría se contagia. Es un caos en el escenario que pareciera el propio de cada espectador. Una figura que juega en el escenario lo vuelve melancólico, viste un pijama verde abotonado hasta arriba que da un aspecto de traje y porte formal pero juega y juega, confunde al ojo porque parece una niña que apenas abrió la vida y la resuelve con juguetes.

Un pato  al que se le da cuerda y camina por encima de las cajas de pronto son todos niños y miran al pato desde la butaca. La luz que pareciera danzar con alegría, rompe, palpita suave, lenta, sin fuerza pareciera  que se quiere ir. “No, no me voy a morir” grita. Luego ríe, se intenta olvidar lo que la muerte ha causado en la sala, lo helado que fue pero un dejo de alerta, el fantasma del destierro, ronda por el imaginario colectivo en ese espacio que tiñe el arte.  

En la esquina derecha la cámara fotográfica abre el alma, un paso hacia dentro, guarda al amado pero también el rencor de los sueños que han quedado en el pasado y, que de forma inocente, cobran venganza por medio de la palabra.

La mujer que antes era un incógnita se desenvuelve, recuerda, deposita las memorias y otorga vida a cualquiera que la observe en ese momento. Las casas, las construcciones de vida, los techos que impiden ver historias y resguarda la vivencia en el hogar, un habitat, una luz de la humanidad. “Es bien sabido que una vez las puertas fueron ventanas y antes rendijas , fueron y son memorias” pronuncia.

Entra en escena la caja, un cofre que contiene la vida, papeles que plasma quién la ha transitado. “No lo puedo tirar”, dice imperativamente al comienzo de la obra y cobra sentido al saber que las memorias que guardan el amor y el vivir son las mismas que imprimen a lo largo de la obra y en 40 minutos nutren a la platea de toda una vida. Las cajas… Las cajas tienen dentro cosas que se mueven, anuncian la despedida, la mudanz,a el viaje y le recuerdan que tiene que respirar. La memoria y el recuerdo son las únicas armas capaces de ahuyentar a la muerte.

 

Texto: Felipe Haidar y Laura Copello

Intérprete: Laura Copello

Dirección: Felipe Haidar

Asistente de dirección, mapping e

iluminación: Flavia Cisera.

Acompañamiento plástico y construcción de objetos: Pali Diaz.

Diseño de vestuario: Nicolás D'Aquila

Música Original: Agustín Alzari.

Diseño Gráfico: Celeste Ciafarone.

Crónica: Clarisa Granollers

Fotografía: Mariano Ferrari

Este material fue realizado por estudiantes de la carrera de Comunicación Social de la UNR a través de un proyecto de extensión con la cátedra de redacción a cargo del Dr. Orlando Verna. 

 

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