*la siguiente información no ha sido debidamente chequeada

1. Julian Casablancas: Ante la actitud plástica que un festival masivo parece exigirle a los artistas, el frontman de los Strokes fue el único canchero que se animó a rockerla. Se emborrachó hasta la medula, cantó como el orto y sonó horrible ¿No habría sido genial que la interrupción al recital de Arcade Fire fuera real?
2. Fume, no viaje: Como es bien sabido la gestión del jefe de gobierno con causa abierta por escuchas ilegales no permite el consumo de alcohol en recitales de esta magnitud. Ante la preocupación de que los espectadores con gusto por lo lisérgico no pudieran bajar un “mal viaje” con cerveza fría, las autoridades del festival resolvieron regalar cigarrillos en la entrada.
3. #putoelquelee: Visiblemente hinchado las bolas de mundo, el vocalista Chris Cornell sacó su teléfono celular durante la interpretación de “Beyond the Wheel” y texteó al baterista Matt Cameron, quien se tomó vacaciones de la gira de Soundgarden para trabajar con Pearl Jam. Desde Seattle, Cameron se preguntó qué carajo significa “Puto”.
4. Todos los monos van al cielo: Durante la segunda jornada, un grupo de malabaristas realizaba trucos en la entrada del hipódromo para animar a los recién llegados. “Vamos chicos, entren ¿Qué esperan? ¿Qué un mono entre al cielo?”, gritó una chica que tiraba pelotas al aire. Ante la nula y apática respuesta, la joven se salió del personaje y espetó: “Es un tema de los Pixies, caretas”.
5. La paranoia también es inseguridad: El deficiente éxodo que debieron experimentar los espectadores para salir de las cercanías del predio demandó una investigación por parte de las entidades de transporte público. Una vez que se consultó a los choferes, estos explicaron: “Teníamos miedo que un montón de turistas y chetos de San Isidro nos cantaran canciones de Juana Molina”.