La ópera mutante: X-Men (Días del futuro pasado)

Nuestro cinéfilo encara del último film de la saga dirigida por Bryan Singer. Viajes en el tiempo, centinelas gigantes y la inminente aproximación del apocalipsis según Marvel

*Por Mario T. Louis

Y la tan esperada película sobre mutantes llegó, dirigida por el talentoso Bryan Singer (ver artículo “Bryan Singer volvió a su primer amor mutante”).

Como si fuera un ejército romano, este largometraje arrasó con las otras historias de super-héroes de Marvel y no dejó a ningún fanático indiferente. A modo de ópera moderna, la historia comienza en un futuro temible, en el que dos viejos hermanos de la vida que han tenido un pasado muy conflictivo, Charles Xavier (alias el Profesor X, interpretado por Patrick Stewart) y Erik Lehnsher (alias Magneto, en la piel de Ian McKellen) ahora se hallan ante la inminencia de su propia destrucción, a manos de una especie de semi-dioses tecnológicos. ¿Qué puede hacerse ante el caos y la amenaza de muerte que les sobreviene a estos dos líderes mutantes y a sus seguidores? Viajar en el tiempo es la solución. ¿Cómo? Sólo se puede adelantar que el viajero será el salvaje Wolverine, bien 'domesticado' por el actor Hugh Jackman. ¿Cuál será su tarea? Encontrar a Xavier y Magneto en la década de los '70, en medio de un Estados Unidos con el orgullo herido tras la Guerra de Vietnam.

Cabe destacar que es de 'lectura visual' obligatoria la película anterior de esta saga, llamada “X-Men: Primera Generación” (2011, para poder entender más las relaciones, sean de amor u odio, entre los personajes que encabezarán el desarrollo de la trama durante los '70. Si bien, aquella película se adentraba en la personalidad de Erik – Magneto, representado por el alemán Michael Fassbender, en la actual “Days of the Future Past” el protagonista por exclusividad es Charles Xavier, interpretado por el escocés James Mc Avoy. Las dotes actorales de este último salen a relucir con una perfomance realista en la que debe expresar el dolor, la confusión, la tristeza y la autocompasión de un tipo que ha sido duramente golpeado por las circunstancias que le tocaron vivir. Es un acierto además hacer a estos dos grandes personajes, que se conocen de memoria entre ellos, confrontar sus posturas, sintiéndose que han perdido mucho y que cargan sobre sus espaldas tanto sufrimiento... propio y ajeno.

Para resaltar también se encuentran las actuaciones de la oscarizada Jennifer Lawrence, quien de manera acertada interpreta a Raven –alias Mystique–, incluso en momentos en que su personaje se encontrará entre la espada y la pared, subrayando cuán importante es decidir, más allá de lo que el supuesto destino nos tiene preparado. Y para deleite de grandes y pequeños, tendrá unos minutos en pantalla un mutante que se robará la simpatía de todos los fanáticos de los X-Men, de manera indiscutible. Su nombre es Peter y su alias en los comics es Quicksilver. Su poderío, en toda su dimensión, aparecerá durante una escena en la que se escucha “Time in a Bottle” del cantante Jim Croce. Mientras la canción dice “nunca hay suficiente tiempo para hacer las cosas que quiero”, este actor, el director y su equipo de efectos especiales logran una perfección técnica y narrativa que pocas veces se ha visto en películas de este género.

Hay mucho más para decir de esta gran película basada en comics, pero es mejor que cada uno lo descubra por sí mismo en la sala de cine. Por último, lo que verdaderamente vale de la historia, además de sus impresionantes secuencias de acción y los tremendos efectos especiales, es observar cómo se maneja el tema de cuánto dolor emocional puede afectarle a una persona, sea mutante o no, y qué puede ayudarla a sobrellevarlo. La respuesta la tendrá el mismísimo Profesor X. Será cuestión de escucharlo un momento.

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