Esencia de revolución: Wos en Rosario

El pasado sábado 30 de abril arribó Wos al metropolitano para dar el tercer espectáculo de su gira presentación de Oscuro Éxtasis.

Al encenderse las luces del escenario lo escuchamos, pero no lo vemos. Se presenta a nuestras espaldas para darnos la bienvenida y teletransportarse al escenario mientras suena la introducción de Buitres. Hidratados y descansados nos preparamos para poner el cuerpo en un partido largo que abrió Brapis momentos antes.

Una puesta en escena muy fuerte nos golpea de frente con Andrómeda. Comienza a calentarse el ambiente y nos despegamos de Rosario para entrar al Olimpo, donde nos espera un Mollo gigante que, a espaldas de nuestro anfitrión, nos da las fuerzas necesarias para que no se detenga este frenesí. Los gritos del público tapan por momentos la voz principal, acompañadas de manos arriba agitando Alma dinamita, Lleno de zafiros y Luz delito.

En el momento en que nos confiamos, dejamos de pensar para saltar gritando esas letras que nos revientan el pecho. El crack de la rima se pone a jugar con el crack de los parches en una batalla de beatbox contra batería.

Con algunas personas retiradas contra el escenario por exceso de presión nos regalan varias improvisaciones entre su repertorio. Sin bajar las manos las recibimos, como las botellas de agua que repartían cada tanto. Aguantando el calor con respiraciones altas para recibir el aire fresco de las salidas de emergencias abiertas tomamos fuerza para poder seguir saltando como Canguro.

Acercándonos cada vez más al escenario podemos ver a Wos colgarse una guitarra para arrasarnos con 40 mientras la gente se cuida. Hay muchas caras de primer recital al mirar alrededor, ejercicio que nunca sobra para confirmar que todos estamos bien; que todos volamos a la par.

Al primer acorde de Arrancarmelo el grito de la multitud supera todo. Es una sola voz cantando este nuevo himno al renacimiento, al no bajar los brazos. Con la emoción rebalsándonos, vemos volar pelotas infladas para Fresco y acompañamos con saltos interminables.

Antes de que la manija se deshinche la banda abandona el escenario y nos damos cuenta de que la lista terminó. Imposible negar que, sin invitados, no nos dejó sin Cambiando la piel ni Culpa, pero todavía no podemos dejarlo ir. Por esto se une toda la audiencia en un solo grito: Púrpura. Tras unos segundos que parecieron una eternidad, Wos vuelve al escenario sonriendo y acompañado por cuatro dioses que nos dejarán un estremecimiento para toda la semana, cada vez que se nos cruce un recuerdo de esta inigualable noche.

 

Texto: Cabezón Nº 27

Fotos: Marina Alonso

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